Veronica Flamenco
A PRUEBA DE FUEGO: La batalla que va más allá de la inyección
Updated: Aug 14, 2021
"Mi pueblo perece por falta de conocimiento" Oseas 4:6
En abril de este año, mi amiga Astrid y yo lanzamos este proyecto llamado David Contra Coviat para compartir información importante en torno a las novedosas y cuestionables "vacunas". Lo que ahí compartimos fue el resultado de meses de investigación que nació de la necesidad genuina por conocer la verdad. Así como muchos de ustedes, al inicio Astrid y yo también nos sentíamos abrumadas, confundidas y bastante solas. Pero como Dios no se deja ganar generosidad nos regaló la oportunidad de ir conociendo gente preparada y muy valiente, incluso grandes sacerdotes que nos fueron ayudando a ver con mayor claridad lo que realmente está pasando. Claramente tanto mi compañera de batalla ni yo somos poseedoras de la verdad absoluta; sin embargo, reconocemos y glorificamos a Dios porque nos mostró verdades que nos liberaron del miedo, la ansiedad y la angustia. Encendidas por el fuego del Espíritu de Verdad seguimos compartiendo esto con los que tienen ojos para ver y oídos para oír.
A través de este contenido, gracias a Dios, muchos de ustedes han decidido ser fieles a su conciencia y a no someterse a este experimento de “vacunación” masiva que cada vez deja más claro que es un plan criminal contra la humanidad, muy bien orquestado por poderes tiránicos, elitistas, globalistas y archi-anticristianos. Además muchas almas, por gracia divina, también han logrado entender que lo más grave de esta “vacunación” es lo que trae encapsulada en sí misma: El aborto y con ello la fuerza destructora de la muerte...ese fenómeno que separa, aniquila, corrompe y pudre. Y precisamente por esta realidad destructiva y homicida, que puede hasta pasar desapercibida, no logramos ver la dimensión global y espiritual tan profunda de esta crisis mundial en la que hoy estamos sumergidos. Y mientras unos nadamos contra corriente, otros están flotando y otros ahogándose...
"El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" Mateo 4:4
Para los que deseamos seguir nadando contra este tsunami, las cosas se han puesto más complicadas ya que por rechazar la inyección (que es el tiro de gracia para esclavizarnos, lisiarnos o acabar con nuestras vidas) injustamente somos ridiculizados, excluidos, juzgados, perseguidos, castigados y hasta odiados. Mantenernos firmes, fieles y con paz no es fácil, pero tampoco es imposible. Si no, vean la vida de los santos, mártires, los primeros Cristianos o los más recientes Cristeros. Todos enfrentaron grandes pruebas, unas más fuertes que otras. A nosotros por lo menos no nos están lanzando para ser devorados por los leones o crucificándonos de cabeza o quemándonos vivos o fusilándonos en las plazas (por lo menos no aún). Sin embargo, nosotros también tenemos pruebas muy difíciles como lo es luchar contra la presión y coerción sistemática por parte de los gobiernos, instituciones, grandes empresas y medios de terror. Y por si fuera poco, también experimentamos retos con personas cercanas (compañeros, colegas) y las que más amamos (amigos y familiares). Estas luchas personales de cada día son las que hoy deseo abordar aquí: El lidiar con la presión familiar, laboral, social y eclesiástica; La frustración de no poder ayudar a tus seres queridos que se rehúsan a ver la realidad de las cosas; Los recursos (hasta legales) que se agotan cada vez más para poder conservar empleos, asistir a las escuelas o viajar; Y ya no se diga la orfandad por el abandono o el descuido que sentimos de algunos líderes de nuestra propia Iglesia. Combatir y superar estas adversidades no es fácil, por eso debemos tener muy claro que esto más allá de ser una batalla social, geo-política, económica y cultural, es una batalla espiritual, quizá la más importante de nuestras vidas. Ya lo decía San Pablo: "nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio" Efesios 6:12. Teniendo esto claro, estaremos conscientes que si queremos ganar esta batalla, debemos estar unidos completamente a Dios, sin reservas, sin peros, incondicionalmente. Estamos en guerra y el soldado mediocre que no se prepare, que no entrene y que no se ponga toda la armadura, fracasará. Es decir, por más que tengamos ya todos los argumentos y evidencias para defender nuestra postura en contra de la "vacuna", es también importantísimo tener un espíritu fortalecido en Jesucristo: Camino, Verdad y Vida. De lo contrario, no seremos capaces de resistir semejante presión porque "aunque el espíritu está dispuesto, la carne es débil" Marcos 14:18. No debemos confiarnos de nuestras propias fuerzas sino de la fuerza, del poder divino que solo nos viene de Cristo, que nos libera, sana y salva.
"Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes." Juan 15:18
Es muy probable que algunos familiares, compañeros, amigos y hasta sacerdotes ya te hayan tildado de "irresponsable", "ignorante", "conspiranoico de teorías", "egoísta", "desobediente", entre otros halagos. Evidentemente a nadie nos gusta que nos traten así, pero debemos recordar que la desesperación, el miedo y/ó la misma ignorancia (inadvertida o deliberada) es la que provoca esta histeria en las personas que no toleran y no comprenden tu postura. Aquí podría ofrecer un torrente de argumentos para responder a cada acusación que nos hacen, pero esos los pueden encontrar en otros de mis artículos sobre la inyección. Aquí lo que más deseo es que nos adentremos en la dimensión más trascendental. Primero, debemos entender que a estas personas, víctimas de este engaño, las debemos ver con ojos de compasión. Muchos de ellos, si no todos (excluyendo a los que conspiran contra la humanidad, por supuesto) realmente piensan que vacunarse es un "bien propio y común” y que “es necesario” para acabar con la pLandemia. Por eso, cuando tu esposo, hijo, hermano, novia, amiga o compañero de trabajo te presiona o insulta por no vacunarte, no lo hace por maldad en sí, sino porque en su mente piensa que es lo mejor...aunque tú y yo, por misericordia de Dios, creemos que es lo peor. Y precisamente porque tenemos la convicción de no dejarnos inyectar la sustancia y esta cultura de muerte, deseamos que nuestros seres queridos tampoco caigan en este gran engaño infernal y por eso los informamos y aconsejamos aunque no siempre nos quieren escuchar...
"Desde el comienzo él [demonio] fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira." Juan 8:44
Satanás es el Padre de la mentira y una de sus principales agendas es dividir. Por eso vemos claramente cómo el tema 'vacunas' ha venido a dividir nuestras familias, amistades, la sociedad entera. La gran dialéctica ahora es: El 'vacunado' vs. el 'no-vacunado'. Es realmente doloroso y muy frustrante (y hasta desesperante) ver que muchas de las personas que más amamos no nos quieren escuchar, rechacen la información que les compartimos con tanta sinceridad y que otras hasta ya se hayan dejado inyectar...¿Qué hacer ante esto? Primero que nada, seguirlos amando. No permitamos que el demonio se salga con la suya. No le demos el gusto de destruir nuestras familias y amistades. Esto no quiere decir que vayamos a ceder para "llevar la fiesta en paz". Esto quiere decir que con gran firmeza y fortaleza sigamos proponiéndoles (no imponiéndoles) la información con caridad y claridad. A veces nosotros también podemos ponernos demasiado intensos e histéricos que lo único que logramos es alejarlos más de la verdad que los liberará. Es importante aconsejar y formar las conciencias con amor, paz, paciencia, de manera que las personas que aún no llegan a la verdad (sin pretender que la poseemos toda), puedan ver en ti un testigo heroico, un santo en proceso, que le inspire a comenzar a nadar contracorriente, a renunciar a las cosas de este mundo, a unirnos más a Jesús, María y a la Iglesia.
Recuerda que somos sembradores, lanzamos las semillas y algunas de éstas caerán en tierra áspera, seca, mientras otras caerán en tierra fértil. Nuestro deber es siempre denunciar la mentira y anunciar la verdad. Luego, orar, pedirle a Dios que mande la lluvia de gracias para que sea Él quien haga germinar esas semillas. Confiar en que Su voluntad es perfecta y que Él está en control de todo. Y si Dios permite (o ya ha permitido) que alguno de tus seres queridos se dejen inyectar, es importante no recriminarles nada ó juzgarlos, así caeríamos en el error que ellos caen al juzgarnos a nosotros (los no-vacunado). De hecho, ahí es cuando más debemos orar por ellos, ofrecerle a Dios nuestro dolor y pedirle que los proteja de los efectos secundarios de estas sustancias experimentales y que principalmente les conceda la conversión total de sus almas, los llene de Su gracia divina y les dé la salvación (a ellos y nosotros). Es más, después de la inoculación masiva, es muy probable que nos enfrentemos con retos más difíciles. Por ello, debemos estar firmes en la Roca, unidos en familia, unidos con nuestros amigos y hermanos en Cristo. De hecho, ya comenzamos a ver algunas señales que nos revelan que de no tener esta marca sanitaria (pasaporte de "vacuna") no podremos comprar, vender, trabajar, estudiar, viajar, etc. Probablemente muchos de ustedes ya están viviendo esto que parece el inicio del cumplimiento de algunos pasajes apocalípticos...
"Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?" Mateo 16:25
"Basta que fijes tu mirada" dice el salmista (91)., y ¿fijar nuestra mirada en qué ó quién? en la Cruz, ahí donde está Cristo, nuestro Salvador. Él claramente nos dijo que si queríamos ir detrás de Él, debíamos renunciar a nosotros mismos, cargar con nuestra cruz y seguirle (Mateo 16:24). Los que amamos a Cristo, no debemos rechazar la Cruz, sino abrazarla. Así como la fiel Virgen María, vamos junto a su Hijo en el calvario, convencidos que este es el único camino hacia la resurrección. Esta renuncia implica un desapego total de las cosas de este mundo (todo aquello que es temporal). Por ahora, a lo mejor tendremos que renunciar a viajar, vacacionar, asistir a conciertos, parques de atracciones, etc. Estas renuncias menos importantes nos entrenarán a las renuncias más grandes que se puedan presentar: Entregar hasta la vida misma, si es necesario. ¿Suena extremo? Lo es, porque la entrega a Dios debe ser así: radical, sin miedo. Por supuesto que Dios no nos da cruces más grandes de las que podemos cargar. Él conoce nuestros límites, nuestras debilidades, pero también conoce nuestro potencial y fortalezas. Cuando Él nos da una cruz pesada, confía en que podemos con ella, porque al final es Él quien nos ayuda a cargarla, nos da alivio y un gran consuelo. "Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio." Mateo 11:28.
Sin caer en conformismos, distracciones ó una resignación pesimista, debemos vivir un día a la vez, llenos de confianza, sabiendo que "todo lo ordena Dios para bien de quien lo ama" Romanos 8:28. Nuestro Señor es compasivo y trata a cada alma con mucha delicadeza. Poco a poco Él nos irá revelando sus designios, nos mostrará el camino, las señales, nos iluminará más la razón, nos quitará las escamas que aún cubren nuestros ojos, y nos dirá qué decisiones tendremos que ir tomando. "Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?" Mateo 6:25.
Nada en este mundo es eterno. Esto que estamos viviendo ahora también pasará. Sigamos luchando, de manera que nuestros nombres queden plasmados en el libro de la eternidad, esa eternidad plena y gozosa que nos espera. Confiemos y cooperemos con Su Gracia que suficientemente nos basta.
"Aunque ella te olvide yo nunca me olvidaré de ti." Isaías 41:15
En estos tiempos tan oscuros, confusos, caóticos y de mucha desolación, muchos de los hijos de la Santa Iglesia que Cristo fundó desearíamos contar con el apoyo, la protección, el cuidado, la guía, el apaciguamiento de nuestros pastores, nuestros padres espirituales a quienes tanto amamos. Tristemente, esto no siempre es así...Nuestra Iglesia, conformada por los hombres tan heridos que la conformamos, también sufre y sangra, ya que no está libre de caer en las tentaciones de este mundo. El tema 'vacunas' en la Iglesia no es lo que la ha venido a dividir. Nuestra Iglesia ya estaba dividida desde hace décadas, pero muy pocos se habían percatado de esto y por eso este caos los toma por sorpresa. Pero sorpresivo o no, esto que vivimos no deja de ser profundamente doloroso. Y causa aún más dolor sentirnos abandonados ya que pensaríamos que todos los sacerdotes, independientemente de nuestra decisión de salud personal, deberían aceptarnos, animarnos a seguir siendo fieles a nuestra conciencia y a recibirnos siempre con amor. Pero lastimosamente, muchos recibimos lo contrario: presión, reproches, regaños y hasta amenazas por parte de algunos de ellos que nos dicen que no podremos unirnos a los ministerios ó recibir los sacramentos (aunque esto va en contra del mismo derecho canónico). Esto nuevamente nos revela que la guerra espiritual tan feroz a la que nos enfrentamos en estos tiempos es decisiva.
"De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: “¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!». Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma." Mateo 8:24
Aunque a veces parece que duerme, Dios nunca nos abandona, Él nos sostiene y en Su gran misericordia también nos manda grandes pastores fieles que nos apaciguan, que cargan también con su cruz, que luchan con nosotros y que están dispuestos a dar su vida por nuestro Señor y Su Santa Iglesia al grito de ¡Viva Cristo Rey!, así como los valientes Cristeros.
Recemos constantemente por todos ellos, desde el Papa hasta el último sacerdote de este mundo, para que Dios los ilumine y así ellos puedan ser luz para nosotros. Y recordemos que Nuestro Salvador es siempre fiel a sus promesas: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella." Esta es Su Iglesia y si Él ha permitido esto, debemos confiar en Su voluntad. Quien se salga del Arca, se hundirá, pero quien permanezca dentro y fiel, se salvará. Además, confiemos en la intercesión de todos los Santos, especialmente en San José, protector de la Iglesia y en la Santísima Virgen María, Arca de la Alianza, quien también nos ha prometido el triunfo de Su Inmaculado Corazón.
Queridos amigos y hermanos, en el nombre de Dios vamos adelante sin miedo, "por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos." Efesios 6:13-18.
Si estamos bien armados con la Palabra de Dios, oración, rosario diario, ayuno semanal, Misa (si es posible diaria), sacramentos y actos de caridad, no tenemos nada que temer.
"Tú avanzas contra mí armado de espada, lanza y jabalina, pero yo voy hacia ti en el nombre del Señor de los ejércitos" David contra Goliat (1 Samuel 17:45).
¡Hijos de Cristo Rey del Universo, demostremos de qué estamos hechos!
Están en mis oraciones. Me encomiendo a las suyas,
Veronica Flamenco
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